HackSureste: el día que todo cambió
HackSureste comenzó como un experimento personal y se convirtió en un movimiento que conectó a comunidades, transformó vidas y demostró que la innovación nace de la colaboración y el propósito.
18 de octubre de 2018.
Un día cualquiera… que lo cambió todo.
Lo que empezó como un proyecto personal, casi un experimento loco, se convirtió en un movimiento.
Un movimiento que conectó voluntades, rompió inercias y encendió una chispa que sigue ardiendo hasta hoy.
Juntamos a estudiantes, mentores, universidades, gobiernos y comunidades de seis estados del sureste mexicano.
Y juntos… hicimos historia.
Más de 200 jóvenes viajaron desde Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán para crear, colaborar y soñar en grande.
Durante dos días, estuvieron capacitándose, aprendiendo nuevas metodologías, programando, generando ideas, fallando y volviendo a empezar. Fue un maratón creativo e intenso.
Un proceso que, me atrevo a decir, le cambió la vida a muchos.
Sobre todo, a mí.








En todos mis años como gestor de proyectos, HackSureste sigue siendo la experiencia más significativa de mi vida profesional.
No por el tamaño del evento.
Sino por el tamaño del propósito.
Fue el momento en que entendí que la innovación no está en los grandes escenarios ni en los términos complejos, sino en las conexiones humanas.
En la voluntad de transformar lo que duele.
En el deseo genuino de servir.
Ese fin de semana no solo diseñamos soluciones: diseñamos comunidad.
Y desde entonces, esa comunidad ha seguido creciendo, diversificándose y dejando huella.
A veces me preguntan cómo nació HackSureste.
Y siempre digo lo mismo: nació de la incomodidad de esperar a que alguien más hiciera algo.
Y del coraje de creer que sí es posible innovar desde la periferia, con las herramientas que tenemos a mano, si las usamos con inteligencia, empatía y propósito.
Desde entonces, he tenido el privilegio de coordinar más de 30 programas de innovación, colaborar con cientos de startups, mentorear a emprendedores de todo el país y posicionar al sureste como un epicentro de talento e innovación.
Pero nada de eso habría pasado sin ese primer impulso.
Sin ese primer “sí” a una idea improbable.
Gracias a quienes creyeron cuando era solo una ocurrencia con buen branding.
Gracias a quienes viajaron sin saber qué esperar.
Gracias a quienes compartieron su conocimiento sin pedir nada a cambio.
Ustedes fueron el inicio de todo.
Hoy, seguimos construyendo comunidad, impulsando talento y demostrando que en el sureste —y en todo México— también se innova.
Y lo hacemos desde donde importa:
Desde la colaboración.
Desde el servicio.
Desde la raíz.